Real Food: el consumo de alimentos más naturales
Si bien los datos no revelan nada nuevo, dejan en evidencia lo preocupante de la situación puesto que es una problemática que crece cada día. No obstante, como contrapartida, han surgido algunos movimientos a nivel mundial que buscan dar una vuelta al estilo de alimentación tradicional actual, con opciones más saludables para el organismo.
Uno de ellos es Real Food, o comida real, un nicho alimentario que apela a abandonar los alimentos ultra procesados y altos en ingredientes críticos como azúcar o sodio, para priorizar aquellos más naturales y nobles, con menos procesos químicos.
“La tendencia Real Food apuesta por el consumo de comida natural o mínimamente procesada, evitando los alimentos ultraprocesados. Debido a sus características, la etiqueta suele llevar menos de cinco ingredientes y generalmente sólo tiene uno, que es el propio alimento, como por el ejemplo plátano, lechuga, manzana… Los alimentos ultra procesados generalmente son sometidos a procesos donde se les añade azúcar, sal, harinas no integrales, aditivos y aceites vegetales refinados, entre otros, que empeoran su calidad nutricional”, detalla María José Jara, nutricionista y académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor.
Las sopas enlatadas, fideos empaquetados instantáneos, margarinas, cereales de desayuno, mezclas para tortas, papas fritas, bebidas gaseosas, jugos, galletas, caramelos, mermeladas, salsas y helados, entre otros, son alimentos que entran en esta categoría.
“En esta era moderna de redes sociales, la población tiene más acceso que nunca a información de salud y, por lo tanto, cada vez más personas se concientizan respecto a que los alimentos altamente procesados contienen ingredientes para aumentar su vida útil, como el sodio, o para mejorar su sabor, como el azúcar, grasas saturadas o trans”, explica Juan Pablo Espejo, nutricionista y docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica.
El problema, afirma, es que “hoy en día, se sabe que todos estos ingredientes han sido vinculados a problemas crónicos de salud, incluyendo obesidad, enfermedad cardíaca, diabetes, hígado graso no alcohólico e, incluso, algunos tipos de cánceres. Esto ha hecho que estemos volviendo cada vez más a nuestras raíces y estemos prefiriendo preparar nuestras propias comidas, con ingredientes más naturales”, sostiene.
Una mayor conciencia sobre la sustentabilidad a la hora de producir los alimentos, ha ayudado a masificar esta tendencia.
“Un alimento procesado tiene una huella de carbono y una huella hídrica bastante mayor que un alimento natural. Por ejemplo, una hamburguesa normal y corriente tiene una huella de carbono de entre 3 y 6 kilogramos de CO2, y la huella hídrica de la carne es de 15.400 litros/kg. Para la carne de una hamburguesa de 150 gramos se necesitará una media de 2.310 litros de agua. Como referencia para entender estos valores, un tomate de unos 250 gramos tiene una huella de cerca de 1 kilogramo de CO2 y cuesta 50 litros de agua”, explica Espejo.
María José Jara añade que, en general, nuestro organismo está mejor preparado para digerir y absorber nutrientes provenientes de alimentos naturales.
“En esta era moderna de redes sociales, la población tiene más acceso que nunca a información de salud y, por lo tanto, cada vez más personas se concientizan respecto a que los alimentos altamente procesados contienen ingredientes para aumentar su vida útil, como el sodio, o para mejorar su sabor, como el azúcar, grasas saturadas o trans”, explica Juan Pablo Espejo, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la PUC.
Volver a lo natural
Los alimentos mínimamente procesados, como las verduras congeladas o los frutos secos tostados, no varían mucho respecto a los naturales pues mantienen en su mayoría sus propiedades nutricionales. La nutricionista y presidenta del Colegio de Nutricionistas, Cecilia Sepúlveda, no ve con malos ojos las carnes, por ejemplo, pero considera una buena idea reducir su consumo, haciendo hincapié en que lo más importante es llevar una dieta equilibrada.
“La comida casera o más natural es más nutritiva y beneficiosa para la salud, pero el problema es que se perdió la costumbre de incorporar vegetales, frutas o legumbres a la dieta. Por eso es bueno volver a resaltar su importancia dentro de la alimentación”, detalla.
El reciente estudio “Chile Come Sano” 2019 de GFK Adimark, reconoce el esfuerzo por poner en práctica hábitos más saludables e indica, por ejemplo, que la opción de cocinar más en casa creció de 18% a 25% en los últimos tres años.
“Se había perdido ese hábito y lo bueno de cocinar más en casa, es que se obtiene un mejor conocimiento de lo que estamos ingiriendo. Hay una mayor conciencia respecto a los alimentos que utilizamos, y los alimentos nutritivos toman así un mayor protagonismo”, detalla Sepúlveda.
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Diseñador digital: Octavio Carvajal
Fotógrafo: José Montenegro
